(Traducción de Carlos Montemayor)
Algunos dicen que un ejército de caballería,
o de infantería, o una escuadra de navíos,
es lo más bello sobre la oscura tierra.
Yo digo que lo que uno ama.
Y muy fácil es que todos lo comprendan.
Porque Helena, que conoció a los más bellos hombres,
abandonó a su marido, el mejor de todos,
por navegar a Troya,
sin acordarse de hijos ni del cariño
de los padres. ¡Tan lejos desvió Cipris a la amante!
Pues logra Cipris al corazón doblegar
y al que ama que nunca levemente ame.
Ahora me hace recordar a Anactoria,
que no está conmigo
y a la que quisiera ver con su amoroso andar
y la radiante luz de su rostro
mucho más que a los carros lidios o las armas
con que combaten de pie sus guerreros.

Del puñado y medio de versos que se conservan de Safo, me gustaron especialmente estos. El Amor en contraposición a la visión idílica de la lucha o la guerra; y el delicado lirismo, sencillo, pleno con el que apenas nos brinda un par de pinceladas sobre Anactoria. Me parece increíble que algo escrito hace dos milenios y medio pueda seguir, en esencia, vigente y conmovedor.