Sólo hay dos clases de criaturas sobre la Tierra.
Ellos, están ahí abajo,
rebozando en barro sus zapatos de ir a la iglesia,
tirando del brazo de padres, de madres, de niñeras.
Creo que ríen, a lo mejor lloran –
lejos, no es importante.
Es importante que hay nubes,
y lo que entra por la ventana es apenas
una inquietud incrédula.
No suena una campana,
pero se puede mirar al cielo
y ver el vaivén de las horas.
La imagen del sol que sale,
la imagen del sol que entra.
Ha pasado tanto tiempo…
Hay sólo dos tipos de niños:
los que gritan esta noche, en sus camas,
y dormirán plácidamente tras la pesadilla;
los que gritarán mañana, a plena luz
para no callar nunca –
no existe nada más.
El vicio y la redención,
la transmutación y la podredumbre…
un juego de críos pusilánimes.
Tenemos algo en común, Ellos y Yo:
un buen motivo para huir,
pocos lugares donde escondernos.
Con un matiz:
Yo soy el Sol,
Mutter.
Ich bin die Sonne.
Alexandra P. (Anotaciones)